martes, 5 de marzo de 2019

SÍNDROME DE WOLF-HIESCHORN


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SÍNDROME DE WOLF-HIESCHORN



El síndrome de Wolf-Hirschhorn (SWH) se caracteriza por la presencia de múltiples anomalías congénitas y retraso mental, y está causado por la pérdida (deleción) de la parte final del brazo corto del cromosoma 4 (4p16.3).
Fue descrito en 1961 por Hirschhorn y Cooper1 , y en 1965 por Wolf y cols. Hoy sabemos que el tamaño de esta pérdida varía en los diferentes pacientes y se relaciona con el grado de afectación.
Los niños que nacen con el SWH presentan una serie de alteraciones que afectan a diferentes sistemas, produciendo: retraso del crecimiento pre y postnatal, anomalías craneofaciales incluyendo microcefalia, anomalías oculares, fisura labiopalatinas, retraso mental de intensidad variable, convulsiones y dificultades para la deglución.
Una de las alteraciones que se ha considerado como “típica”, se refiere a una estructura peculiar de la nariz (ancha, y de perfil se observa que continúa con el nivel de la frente), que le da a la cara un aspecto que recuerda a un casco de guerrero griego. Estas características llevan a un diagnóstico de sospecha del síndrome.
No obstante, debido a que existe una gran Hipotonía variabilidad en cuanto a las alteraciones que se presentan en cada paciente con SWH, su diagnóstico clínico puede no hacerse al nacimiento, lo que da lugar a un retraso en su reconocimiento. Este retraso se ve favorecido porque las características clínicas varían con la edad.
Aunque es difícil conocer la frecuencia de este síndrome en niños recién nacidos, se ha estimado entre 1/50.000-1/20.000 nacimientos, y se ha observado en todos los grupos étnicos, con mayor presencia en mujeres que en hombres en una proporción de 2:1.
El diagnóstico clínico no es de certeza, sino una sospecha que requiere su confirmación con el diagnóstico seguro que se obtiene del análisis citogenético y/o molecular. Mediante el estudio cromosómico de alta resolución (500- 850 bandas) se detecta la deleción sólo en un 70% de los casos con diagnóstico clínico. Esto se debe a que la pérdida de la parte final del brazo corto del cromosoma 4 puede ser muy pequeña, y se necesitan técnicas cuya resolución sea mayor. En la actualidad, la más utilizada es la hibridación in situ con fluorescencia (FISH), con la que se detecta la deleción hasta en el 95% de los casos con sospecha clínica. ALTERACIONES CROMOSÓMICAS QUE PRODUCEN DELECIÓN 4p16.3 Con la generalización de los estudios citogenéticos, se ha podido observar que la deleción 4p16.3 que produce el SWH puede ser de varios tipos. La mayoría de los casos (75%) se producen por la deleción clásica 4p16.3 que aparece por primera vez en un niño de la familia y, por ello se denominan de novo. Sin embargo, también se puede producir porque en uno de los padres existe un intercambio de un pequeños segmento del brazo corto del cromosoma 4 con otro cromosoma, sin que se pierda información genética (se llama translocación en balance). En un 13% de los casos estudiados, uno de los padres transmite al hijo un cromosoma 4 con parte del brazo corto perdido. Finalmente, en un 12% de los niños con SWH, éste se debe a otros tipos de alteraciones cromosómicas como, por ejemplo, que el cromosoma 4 forma un anillo que implica la pérdida de parte, o todo el brazo corto, o que existe mosaicismo celular (la persona posee células normales y células con la deleción 4p16.3). Estas diferentes posibilidades implican que los riesgos de repetición en cada familia son diferentes dependiendo del mecanismo por el cual se ha producido la deleción 4p.
GENÉTICA MOLECULAR (UN DEFECTO DE GENES CONTIGUOS) Debido a que el tamaño de la región perdida es diferente en muchos casos, se ha considerado que las variaciones clínicas podrían deberse a los distintos genes perdidos en cada caso y, por tanto, se habla de un síndrome de genes contiguos. Aunque esto es cierto en algún sentido, aún no se ha podido establecer una correlación directa pero se ha tratado de definir la región crítica cuya pérdida fuera la responsable del síndrome. Hasta la fecha se han descrito dos zonas llamadas WHSC1 y WHSCR-2, y se sigue investigando la correlación existente entre los genes perdidos en estas dos regiones (y otras) con las diferentes manifestaciones clínicas.
EVOLUCIÓN: La evolución de los pacientes con este síndrome está relacionada con el tamaño de la deleción. Si la deleción es grande, el pronóstico puede ser más grave y con una frecuencia más alta de mortalidad precoz. Ésta se suele producir por complicaciones broncopulmonares, cardiológicas, infecciones y/o convulsiones. Los pacientes con una deleción más pequeña tienen mejor pronóstico, pero la información disponible es aún muy limitada.
ACTITUD A SEGUIR: Un aspecto importante en los niños con SWH es el control de las convulsiones, que cursan con fiebre y puede ser difícil en los primeros meses de vida. No obstante, en muchos casos mejoran con la edad. En general, aparte del tratamiento sintomático de sus problemas, como en cualquier niño con defectos congénitos, es esencial realizar una estimulación lo más precoz posible (aunque no se tenga todavía el diagnóstico preciso) y durante el tiempo que se estime oportuno, ya que esto va a ayudar a que tanto su evolución psicomotriz como su grado de dependencia sea mucho menor.

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